LA REFORMA DE LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA
Después de la firma de la reforma laboral y del pacto social, ahora viene su gran complemento: la reforma de la negociación colectiva. El inminente acuerdo que se nos viene encima es la pieza clave para la imposición de la reforma laboral y del pacto en las empresas y representa un enorme retroceso de derechos.
En el manifiesto de construirBase contra el pacto social decimos que éste no sólo es una enorme agresión contra las pensiones públicas sino que significa “un compromiso general con la política de austeridad y, en general, con la política de ‘reformas’ de este gobierno de los banqueros… a cambio de financiación y reconocimiento institucional del aparato sindical”.
Efectivamente, el pacto social tiene estas dos “contrapartidas”. La primera es la financiación del aparato sindical de CCOO y UGT, de la que conocemos por el BOE los datos más recientes: en 2010, ambos sindicatos recibieron 175 millones de euros para “formación”, a los que hay que añadir 15 millones más en concepto de participación en organismos institucionales y por “representatividad”. Para perfeccionar este mecanismo, el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, acaba de declarar a La Vanguardia (6/3/2011) que hay que cambiar el sistema de ayudas para que sean directas y no indirectas a través de la “formación”.
La segunda contrapartida va directamente vinculada a la reforma de la negociación colectiva. CCOO y UGT reconocen sin empacho que el objetivo de la reforma es desarrollar la “flexibilidad interna” de las empresas, pero para ello reclaman el monopolio burocrático de la representación de los trabajadores.
Veamos los aspectos más importantes del documento presentado por CCOO-UGT:
1/ El primero es la “prevalencia absoluta” de los convenios estatales y el monopolio de la representación laboral
A partir de la reforma, los convenios sectoriales estatales (y, donde no puedan eliminarlos, los autonómicos) tendrán “prevalencia absoluta” sobre cualquier convenio de ámbito inferior, lo que se asegurará por ley. Dichos convenios estatales establecerán los contenidos básicos y fijarán qué se puede negociar y qué no a escala de empresa.
Se eliminarán los convenios provinciales, que son los que presentan más conflictividad y donde otras organizaciones sindicales mayoritarias en este ámbito, como la CIG o la mayoría sindical vasca, quedarán completamente desplazadas, del mismo modo que desaparecerá cualquier participación de los delegados del sector.
En este esquema, el aparato central de las federaciones de CCOO y UGT monopolizará la representación laboral sin ningún tipo de control ni de representación por abajo.
2/ Convenios de empresa y ultraactividad
El aparato dirigente de CCOO-UGT está también de acuerdo en eliminar la “ultraactividad” de los convenios (su vigencia mientras no sea negociado otro) aunque, púdicamente, no hablan de “ultraactividad” sino de “innovación y adaptación de contenidos”. Dicen que hay que “reforzar el deber de negociar para garantizar la negociación antes de finalizar la vigencia del convenio (…), mantener la negociación hasta el límite (…) y acudir sin dilación a los instrumentos previstos en los Acuerdos de Solución Extrajudicial de Conflictos”. Pero si, aún así, la cosa no avanza, “en caso de superación del plazo máximo previsto de negociación”, proponen “dos vías de solución: que la comisión paritaria del convenio superior asuma el proceso negociador o que por ésta se acuerde el sometimiento del bloqueo de negociación a los organismos de mediación y arbitraje; o la obligación de acudir a procesos de mediación y arbitraje”.
Es decir, que si el comité de empresa no cede, lo suplantarán por “la comisión paritaria del convenio superior”, que firmará el nuevo convenio o enviará el conflicto al arbitraje. A no ser que por ley (segunda posibilidad que abren) se obligue directamente a ir al arbitraje en el caso de que el “bloqueo” de la negociación se prolongue en el tiempo (están hablando “extraoficialmente” de uno o dos años).
3/ La “flexibilidad interna”
Toda la reforma de la negociación colectiva se justifica en nombre de desarrollar la “flexibilidad interna”, que definen como “un instrumento necesario de adaptación a los cambios que es necesario realizar en las empresas”. El índice de temas que incluyen es: descuelgues, modificaciones sustanciales, movilidad funcional, traslados y movilidad geográfica, suspensiones de contrato, gestión del tiempo de trabajo y formación profesional. Piden “reformas precisas para la plena aplicación de estos principios en materias como la de la modificación sustancial de las condiciones de trabajo y en el descuelgue salarial”. La condición que ponen para pactar el retroceso en los salarios y las condiciones de trabajo es ser cogestores. Así, dicen que se debe llevar a cabo “desde la negociación y la participación sindical en todo el proceso” y piden en concreto la “participación en los Consejos de Administración y en las Comisiones de Seguimiento en los planes estratégicos, industriales y organización del trabajo”.
Relacionado con lo anterior está lo que denominan “gestión de los convenios”, donde lo más importante es que las comisiones paritarias puedan “modificarlo durante su vigencia”. Lo que va en consonancia con la llamada “adecuación a las dificultades con el mayor realismo y celeridad”, que se debe hacer ¡cómo no! con “la necesaria participación de las organizaciones sindicales firmantes del convenio superior”.
4/ Las PYMES
Un último punto, y no el menos importante de su documento, es el de las PYMEs, donde proponen “la acumulación de horas de los representantes sindicales en el ámbito sectorial y la designación de un/a Delegado/a del sindicato” por territorio, que sería una especie de plenipotenciario sindical en las empresas, donde la voz de los trabajadores afectados brillaría por su ausencia.
Este nuevo acuerdo que se nos echa encima, de una gravedad extraordinaria, hace más imperiosa aún la necesidad de dar pasos decididos en el agrupamiento de fuerzas, en el avance hacia una confederación de fuerzas sindicales que se levante como alternativa al aparato burocrático de CCOO y UGT y sirva como instrumento unitario de lucha de la clase trabajadora contra la ofensiva del capital.
construirBase
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